Después de recopilar información sobre aquel pueblo abandonado “El Membrillo Bajo”; decidí dirigirme hasta el lugar. No sabía a ciencia cierta si lo iba a encontrar, o que es lo iba a hallar allí. Pero... sin pensarlo mucho tomamos carretera y manta, como se suele decir en mi tierra.
Quería hacerle una visita, pasear y experimentar aquella nostalgia y soledad, que muchos aseguraban sentir al estar entre sus muros y sus calles.
Y así hicimos, tomamos la autopista dirección la Sierra Onubense y cuando llegamos a la bifurcación del Berrocal giramos a la derecha, hacia un camino que ,supuestamente, es donde encontraríamos aquel pueblo.
Recalco lo de supuestamente, porque íbamos un tanto a ciegas. No sabíamos hacia donde nos dirigíamos, pero siguiendo la carretera llegamos al Membrillo.
- Vaya, ya estamos cerca, o por lo menos eso parecía.
- Seguramente si seguimos, debemos toparnos con el pueblo que estámos buscando. Y así fue, a los pocos kilómetros una señal nos indicaba algo: “Membrillo Bajo”.
-Ahí está, hemos llegado. Una euforia se apoderó de mí, y los cuatro nos abalanzamos hacia las ventanas intentando ver el pueblo.
-Que raro, lo único que podíamos observar desde el coche era una montaña, y ,arriba de ella restos…de…casas o algo por el estilo. Es imposible que aquello sea un pueblo, solo se veían dos o tres grupos de piedras o lo que quedaba de muros destrozados.
Al continuar con el coche por la carretera a la espera de poder ver en realidad el pueblo, descubrimos que al pasar la curva, aquellas ruinas desaparecían y la carretera continuaba normalmente. Pero pude divisar que a la izquierda, aun quedaban partes de una antigua carretera cortada, es decir. Era una antigua entrada a alguna parte.
Decidimos dar la vuelta, y meter el coche en el descampado que había delante ,justo, de aquella señal que bien indicaba “Membrillo Bajo”. Salir del coche y caminar un poco a ver que encontrábamos.
Bien, eso hicimos. Aparcamos el coche al lado de una pequeña granja, ubicada debajo de la montaña, que por lo que se veía estaba habitada. Y caminamos hacia los montones de piedras que se encontraban arriba de la pequeña montaña.
Quería hacerle una visita, pasear y experimentar aquella nostalgia y soledad, que muchos aseguraban sentir al estar entre sus muros y sus calles.
Y así hicimos, tomamos la autopista dirección la Sierra Onubense y cuando llegamos a la bifurcación del Berrocal giramos a la derecha, hacia un camino que ,supuestamente, es donde encontraríamos aquel pueblo.
Recalco lo de supuestamente, porque íbamos un tanto a ciegas. No sabíamos hacia donde nos dirigíamos, pero siguiendo la carretera llegamos al Membrillo.
- Vaya, ya estamos cerca, o por lo menos eso parecía.
- Seguramente si seguimos, debemos toparnos con el pueblo que estámos buscando. Y así fue, a los pocos kilómetros una señal nos indicaba algo: “Membrillo Bajo”.
-Ahí está, hemos llegado. Una euforia se apoderó de mí, y los cuatro nos abalanzamos hacia las ventanas intentando ver el pueblo.
-Que raro, lo único que podíamos observar desde el coche era una montaña, y ,arriba de ella restos…de…casas o algo por el estilo. Es imposible que aquello sea un pueblo, solo se veían dos o tres grupos de piedras o lo que quedaba de muros destrozados.
Al continuar con el coche por la carretera a la espera de poder ver en realidad el pueblo, descubrimos que al pasar la curva, aquellas ruinas desaparecían y la carretera continuaba normalmente. Pero pude divisar que a la izquierda, aun quedaban partes de una antigua carretera cortada, es decir. Era una antigua entrada a alguna parte.
Decidimos dar la vuelta, y meter el coche en el descampado que había delante ,justo, de aquella señal que bien indicaba “Membrillo Bajo”. Salir del coche y caminar un poco a ver que encontrábamos.
Bien, eso hicimos. Aparcamos el coche al lado de una pequeña granja, ubicada debajo de la montaña, que por lo que se veía estaba habitada. Y caminamos hacia los montones de piedras que se encontraban arriba de la pequeña montaña.
1 comentarios:
Esa foto no es de membrillo bajo
Publicar un comentario